La paradoja del médico exitoso
Actualmente eres un suscriptor gratuito. Mejora tu suscripción para tener acceso al contenido íntegro de esta entrada y demás contenido exclusivo para suscriptores de pago.
Actualmente eres un suscriptor gratuito. Mejora tu suscripción para tener acceso al contenido íntegro de esta entrada y demás contenido exclusivo para suscriptores de pago.
Uno de los pilares fundamentales que debe considerar antes de tomar la decisión de invertir, es la definición precisa del perfil de inversión. Este proceso proporciona una base sólida para la toma de decisiones financieras informadas y la construcción de una cartera de inversiones que se adapte a las metas, necesidades y tolerancia al riesgo de cada individuo.
El perfil de inversión es una evaluación detallada de la actitud de una persona hacia el riesgo financiero y sus objetivos financieros. Implica una reflexión profunda sobre cómo una persona se siente acerca del riesgo, cuánto tiempo está dispuesta a invertir y qué metas financieras desea alcanzar. Este perfil sirve como guía para tomar decisiones de inversión adecuadas que se alineen con los valores y objetivos del inversor.
Básicamente, existen tres perfiles de inversionistas:
Este inversionista se caracteriza por ser menos tolerante al riesgo y valorar la seguridad. Por lo tanto, escoge instrumentos de inversión que le den certeza de que no perderá parte o todo el dinero que invertirá (su capital). No le importa que las ganancias (rendimiento) obtenidas sean bajas.
Prefiere invertir en instrumentos de deuda, como títulos de deuda, depósitos a plazo o cuentas de ahorros, porque puede saber la rentabilidad que tendrán al adquirirlos.
Dentro de este perfil puede haber todo tipo de personas, desde jóvenes con sus primeros ingresos y que, por lo tanto, no quieren arriesgar sus ahorros; hasta aquellos con familias por mantener, o deudas por cubrir, o personas retiradas o por jubilar que no quieren mayores preocupaciones.
Tal vez no sea ésta la estrategia que maximice la rentabilidad de las inversiones, pero sí puede ser una alternativa para ahorrar a largo plazo sin mayores preocupaciones sobre el movimiento de los instrumentos.
Este inversionista es cauteloso con sus decisiones, pero está dispuesto a tolerar un riesgo moderado para aumentar sus ganancias. Procura mantener un balance entre rentabilidad y seguridad.
Suele buscar la creación de un portafolio o cartera de inversión que combine inversiones en instrumentos de deuda y capitalización.
Inversionistas de este tipo hay de distintas edades. Generalmente se trata de personas con ingresos estables, que pueden ser entre moderados y altos, padres de familia con capacidad de ahorro.
Busca los mayores rendimientos posibles, por lo que está dispuesto a asumir el riesgo que sea necesario. Se trata por ejemplo, de inversionistas jóvenes, pero que cuentan también con solidez económica y con ingresos de moderados a altos y personas solteras o aún sin hijos, entre los 30 y los 40 años de edad.
Esta clase de inversionistas corre riesgos en los mercados y opta por los instrumentos que prometen las ganancias más elevadas, sin importar si en un momento dado se arriesga a perder la mayor parte de la inversión.
Este tipo de personas prefieren portafolios de inversión en los que combinan fondos de capitalización, deuda a corto plazo y deuda a largo plazo. Ser un inversionista agresivo puede dar buenos resultados, siempre que no se esté invirtiendo el dinero de los gastos cotidianos. No es recomendable mantener esta actitud de riesgo cuando no se cuenta con la suficiente solvencia, o si se tienen compromisos familiares importantes.
La evaluación de tu perfil de inversión es un paso importante. Al tener claro tu perfil, cómo reaccionas a las circunstancias, puedes trazar una buena estrategia. Puedo ayudarte en este paso. Puedes realizar mi test para determinar tu perfil de inversionista, o puedes agendar una llamada de descubrimiento y conversar directamente conmigo.
Hola y gracias por tu interés en leer esta historia.
Mi nombre es Carlos Rodríguez, tengo 44 años y soy venezolano. Padre de familia, felizmente casado con Yosselin, una compañera inigualable, y padre de dos hermosos hijos, Ximena y Julián, quienes son mi motor y motivación para mejorar cada día.
Mi profesión original es la medicina. Así es, soy médico, egresado de la Universidad Central de Venezuela hace 20 años y posteriormente especializado en Cirugía General y Coloproctología (cirugía colorrectal). Mi formación profesional se llevó a cabo en Venezuela y en otros lugares como Estados Unidos, Francia y Bélgica, donde tuve la oportunidad de realizar diversos cursos, diplomados y fellowships que enriquecieron mi curriculum profesional médico y que me permitieron ejercer esa bella profesión durante 16 años.
Ahora bien, se preguntarán, cómo es que un médico dedicado a su pasión profesional terminó envuelto en el mundo de los negocios y las finanzas…
Bueno, mi historia financiera se remonta a mi infancia. A los 6 años creé mi primer negocio. En aquella época me gustaba dibujar figuras de cabeza grande tipo caricaturas, las cuales vendía en mi colegio a mis compañeros de clase por el precio de un bolívar (moneda local venezolana). El primer día gané 17 Bs o el equivalente a unos 4$ del momento. Mi padre estaba super orgulloso. Con el tiempo comencé a hacer más material e incluso algunos cuadernos para pintar que también se vendían. Vale destacar que yo no tenía talento alguno para el dibujo, básicamente calcaba las ilustraciones de otros formatos, pero a mis compañeros les gustaba el material y lo compraban. Con el tiempo se me fue agotando el material y las ideas y después de algunos meses el negocio murió.
Pasó un tiempo antes de descubrir otra oportunidad. En el tercer grado, un día mientras esperaba el autobús escolar en la entrada del edificio en la mañana, me di cuenta que había una mata de mamón, una fruta que en otros países se conoce como mamoncillo, huaya o spanish lime. El punto es que logré tumbar algunos de la mata, los guardé en mi lonchera y los vendía al llegar al colegio. Nuevamente mis amigos me apoyaron y les gustaba el producto. De nuevo el negocio murió cuando ya la mata se quedó sin carga y a medida que fue pasando el tiempo yo también me distraje entre los estudios, el deporte y otras actividades como la música.
Durante mi adolescencia asistía en mis vacaciones a ayudar a mi padre en su negocio, la óptica y el consultorio de oftalmología. Mi padre fue el primer emprendedor que conocí. Un hombre muy trabajador y dedicado que me enseñó lo básico sobre el valor del trabajo, el respeto a nuestros trabajadores, el buen trato al cliente y la integridad. Aunque mi padre ya partió de este plano, sus enseñanzas me guían día tras día y el negocio sigue en pie, y muchas personas aún llegan preguntando por él, ya que logró crear una imagen de seriedad y compromiso durante casi 50 años.
Mi camino de negocios (afortunadamente o no) fue interrumpido durante varios años mientras estudiaba medicina. Fue un tiempo de intenso estudio en temas que me apasionaban pero que poco o nada tenían que ver con el mundo de las finanzas. Sin embargo, siempre había algo que me llamaba la atención respecto a lo anterior, y era precisamente el hecho de que durante la carrera no se hacía mención nunca a los elementos financieros o administrativos del negocio de la salud, y peor aún, ni siquiera a los personales. En ningún punto de mi formación académica alguien me enseñó a invertir, o a endeudarme, o a manejar una tarjeta de crédito o a pensar en el futuro.
El introducir el término dinero dentro del mundo de la salud era como una especie de ofensa o tabú. Generaba malestar e incomodidad. Y así fue pasando el tiempo mientras me daba cuenta cada vez más que esa situación representaba un problema. De hecho, durante mis entrenamientos en otros países me percaté de que en esos lugares ocurría lo mismo. Una escasa o nula cultura financiera por parte del personal de la salud, que se limitaba a hacer su trabajo sin apenas cuestionar las realidades de su entorno financiero, más allá de los convenios laborales establecidos públicos o privados.
Durante mi ejercicio profesional me fui dando cuenta que las finanzas debían ser parte integral del entorno del paciente. Que la mayoría de las personas que acudían por alguna enfermedad tenían algo en común: alguna preocupación financiera de corta o larga data. Por supuesto que también había pacientes que, teniendo dinero suficiente, sufrían alguna enfermedad importante. Y allí constaté otra verdad: el dinero debe ser un aliado y no un elemento de carencia, ni tampoco un elemento en donde descanse la felicidad. Es solo un aliado, un recurso muy valioso, que puede ayudarnos o perjudicarnos de acuerdo con el enfoque que le proporcionemos.
Ya formado como médico comencé mi camino profesional. Ejercí la cirugía y al mismo tiempo abrí un negocio de salud. Una unidad médica donde trabajaban varios colegas y se atendían distintas especialidades. Fue un poco cuesta arriba, ya que la relación con las compañías aseguradoras hacía difícil el modelo de negocio y la situación económica de Venezuela ya comenzaba a mostrar los primeros signos de crisis. Al final decidí mantener solamente mi ejercicio profesional, pero comencé a incursionar en otras opciones de negocios que me llamaban la atención.
Invertí en un restaurante de manera muy romántica y después de un año tuvimos que cerrar, pero aprendí valiosas lecciones como lo son la propuesta de valor, elemento diferenciador y posicionamiento. De allí en adelante decidí que quería incursionar de lleno en el mundo de los negocios y las finanzas. Hice mi primera formación en finanzas y luego en coaching en Real Estate para inversiones en los Estados Unidos. Allí hice mi primera inversión inmobiliaria.
Posteriormente abrí una franquicia inmobiliaria en mi país y tuve la oportunidad de fundar un fondo de propiedades con un socio en el Reino Unido. Fue una gran oportunidad para lograr posicionamiento y crecimiento. Con el tiempo fui incorporando formación en mercado de valores, trading, cripto, negocios y startups. Todo esto a medida que me iba alejando cada vez más del mundo médico y entrando más de lleno en el mundo de las finanzas, inversiones, negocios y emprendimiento.
Con ello logré crear mi primer fondo privado, donde manejaba cuentas de inversión bursátiles en el mercado internacional, consultoría de negocios y se dió el nacimiento de mi marca Dr. Salud Financiera. Una propuesta que busca educar en las finanzas como parte integral del concepto de salud.
Para el momento actual, después de esta aventura financiera de casi 10 años, soy Presidente y Fundador de Grupo Cercapital, un Fondo de Inversión de capital privado que se encuentra en Venezuela y que es una institución financiera regulada por la autoridad competente (Sunaval) y que cotiza en bolsa pública.
Nuestro modelo de inversión es tipo Private Equity y al tratarse de una propuesta de diversificación, podemos invertir en distintos sectores como Real Estate, petróleo, minería, agroindustria, turismo, tecnología, etc. Adicionalmente dirijo una Startup llamada Infomigration que busca brindar soluciones a la industria migratoria y participo en otros negocios tipo comercial, en diversos sectores como salud, gastronomía o fashion.
A partir de allí, mi vida financiera se ha consolidado en una propuesta de valor que busca generar soluciones para el país y para las personas de cualquier parte del mundo que deseen convertirse en inversionistas profesionales y generar valor para sus familias y sus comunidades.
Si has leído hasta aquí, te felicito y agradezco el interés. De la misma manera te invito a seguirme en este camino de las inversiones y negocios y a que me permitas ayudarte a crecer junto conmigo de la manera en la que yo lo he hecho y lo sigo haciendo.
“La diferencia entre la riqueza y el tener dinero está en el valor adicional que se genera al entorno”.
Dr. Carlos Rodríguez
Dr. Salud Financiera
Las finanzas personales son el arte de gestionar tu dinero para construir un futuro sólido y próspero. En esta guía, exploraremos qué son las finanzas personales, cómo gestionarlas de manera efectiva y estratégica, y qué criterios aplicar, teniendo en cuenta tus niveles de ingresos.
Las finanzas son una rama de la economía que estudia el intercambio intertemporal de capital entre individuos, empresas o Estados, con la incertidumbre y el riesgo que estas actividades conllevan.
En otras palabras, las finanzas se encargan de estudiar cómo los agentes económicos (personas, empresas o gobiernos) deben tomar decisiones de inversión, ahorro y gasto en condiciones de incertidumbre.
Las finanzas se dividen en dos grandes áreas:
Entonces, las finanzas personales se refieren a la gestión y planificación de tus recursos económicos. Es la disciplina que te permite tomar decisiones informadas sobre cómo ganar, gastar, ahorrar e invertir tu dinero para alcanzar tus metas financieras.
A continuación, te presentaremos un paso a paso de cómo gestionar mejor tus finanzas. Esta guía es sólo referencial.
Sí, diversificar tus fuentes de ingresos puede proporcionar estabilidad financiera. Considera opciones como ingresos pasivos, freelancing, o negocios secundarios.
La diversificación de ingresos es una estrategia financiera que consiste en tener múltiples fuentes de ingresos. Esto puede implicar tener un trabajo a tiempo completo, un negocio secundario, inversiones o incluso ingresos pasivos, como rentas o derechos de autor.
La diversificación de ingresos es importante por varias razones:
Hay muchas maneras de diversificar los ingresos. Algunas personas pueden optar por iniciar un negocio secundario, mientras que otras pueden invertir en activos financieros, como acciones, bonos o bienes raíces. También hay muchas formas de generar ingresos pasivos, como alquilando propiedades o cobrando derechos de autor.
La mejor manera de diversificar los ingresos depende de las circunstancias individuales de cada persona o empresa. Es importante considerar factores como el riesgo, el tiempo y el esfuerzo que se está dispuesto a dedicar.
Aquí hay algunos consejos para diversificar los ingresos:
La diversificación de ingresos es una estrategia inteligente que puede ayudar a proteger y aumentar tu estabilidad financiera.
Las inversiones a corto y largo plazo se diferencian en el tiempo durante el cual se espera que el inversor mantenga su inversión. Las inversiones a corto plazo suelen tener un plazo de vencimiento de un año o menos, mientras que las inversiones a largo plazo suelen tener un plazo de vencimiento de más de un año.
Las inversiones a corto plazo suelen ser más líquidas que las inversiones a largo plazo, lo que significa que se pueden vender más fácilmente sin perder mucho valor. Esto las hace una buena opción para los inversores que necesitan acceso a su dinero en el corto plazo, por ejemplo, para pagar una emergencia o una compra importante.
Las inversiones a largo plazo suelen ofrecer un potencial de rentabilidad más alto que las inversiones a corto plazo. Esto se debe a que el mercado tiene tiempo para recuperarse de cualquier volatilidad a corto plazo. Sin embargo, las inversiones a largo plazo también conllevan un mayor riesgo, ya que es más probable que el inversor pierda dinero si el mercado se desploma.
Entonces, ¿Qué criterio deberíamos usar? Bueno, en mi opinión:
Dominar tus finanzas personales es una inversión en tu propio futuro. Al seguir esta guía, podrás crear una base financiera sólida, adaptada a tus niveles de ingresos y aspiraciones. Recuerda que la consistencia y la educación financiera continua son clave para alcanzar el éxito económico a largo plazo.
Hoy les quiero hablar sobre la resiliencia financiera. Para empezar, ¿Qué es la resiliencia? Bueno, solemos definir la resiliencia como la capacidad de una persona o un grupo para hacer frente a la adversidad, adaptarse a ella y salir fortalecido de ella. Se trata de una capacidad que se puede aprender y desarrollar a lo largo de la vida.
Las personas resilientes suelen tener las siguientes características:
La resiliencia es importante porque nos ayuda a enfrentarnos a los desafíos de la vida de una manera más efectiva. Nos permite superar las adversidades y salir fortalecidos de ellas. Y las dificultades financieras son un ejemplo excelente de esos desafíos que se nos pueden presentar.
Entonces, ¿Podemos hablar de una resiliencia financiera? Yo diría que sí.
La resiliencia financiera es el elixir que fortalece nuestras finanzas, la medicina que cura las heridas económicas. Similar a cómo el cuerpo se recupera de las adversidades, nuestra salud financiera depende en gran medida de nuestra capacidad para ser resilientes ante los desafíos económicos.
Imagina la resiliencia financiera como el sistema inmunológico de tus finanzas personales. Al igual que el cuerpo enfrenta virus y enfermedades, nuestras finanzas afrontan crisis económicas. Desarrollar resiliencia es como fortalecer tu sistema inmunológico financiero para enfrentar y superar estos desafíos.
Así como un médico evalúa la salud de un paciente, es fundamental diagnosticar la resiliencia. ¿Cómo reaccionas ante las crisis económicas? ¿Puedes recuperarte de un golpe financiero? El diagnóstico de tu resiliencia financiera es esencial para fortalecerla.
La terapia financiera es como el tratamiento para mejorar la resiliencia económica. Busca la ayuda de un asesor financiero, el equivalente a un terapeuta financiero. A través de estrategias y planes, podrás desarrollar habilidades que te permitan adaptarte y recuperarte más rápido.
Nuestro carácter financiero es el reflejo de nuestra resiliencia. Al igual que la salud mental afecta nuestra personalidad, nuestras finanzas impactan en nuestro carácter. Desarrollar resiliencia financiera es cultivar un carácter económico fuerte y resistente.
Entrenar la mente para enfrentar desafíos financieros es como ejercitar nuestros músculos. La psicología financiera juega un papel crucial en nuestra capacidad para recuperarnos. Aprende a gestionar el estrés financiero y a mantener una mentalidad positiva incluso en tiempos difíciles.
Así como nos vacunamos para prevenir enfermedades, podemos inmunizar nuestras finanzas contra crisis futuras. Diversifica tus inversiones y establece un fondo de emergencia. Esta «vacuna financiera» te protegerá ante posibles contratiempos.
La resiliencia financiera crea un círculo virtuoso. Cuanto más fuerte es tu resiliencia, mejor manejas las situaciones económicas adversas, lo que a su vez fortalece tu carácter financiero. Es un ciclo de crecimiento constante.
La resiliencia financiera es parte de un enfoque holístico hacia el bienestar. Al igual que la salud física y mental están interconectadas, nuestras finanzas influyen en nuestra calidad de vida. Cultivar la resiliencia financiera contribuye a un bienestar holístico y duradero.
Enfrentar desafíos financieros con resiliencia es una medicina que cura el alma económica. La resiliencia financiera no solo fortalece nuestras finanzas, sino que también es una herramienta para cultivar un carácter económico fuerte. Adopta este enfoque holístico para garantizar no solo la salud de tus finanzas, sino también tu bienestar general.